Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Los
extranjeros podían poseer viviendas, trabajar y contraer matrimonio, siempre
que fuera entre la misma clase social. Posteriormente las leyes romanas fueron
extendiendo los derechos, bajo condición que no hubiesen luchado contra el imperio limitándose a los
ciudadanos, en exclusiva, la posibilidad de votar y postularse para cargos públicos.
El
extranjero, cuya característica básica es vivir en tierras distintas a las de
su origen, se entiende siempre que responde a una condición individual. No se
concibe en grandes contingentes humanos, salvo excepciones, porque en esos
casos pasan a una categoría distinta: los migrantes.
Las migraciones son grupos de personas que se trasladan desde su
país de origen (emigrantes) a otro (donde son inmigrantes) normalmente vecino o
de mayor potencial económico, buscando
un bienestar integral que no pueden conseguir en el propio. Los beneficios
buscados no solo son estrictamente financieros, sino calidad de vida, mejor
acceso a servicios públicos, médicos o
educacionales.
Las dificultades
propias y la pobreza de los países receptores, encubren los efectos positivos de la inmigración (para
quien recibe), como son el fortalecimiento de la capacidad industrial o de
producción, aprovisionamiento de mano de obra calificada, el aumento de la
capacidad laboral y del consumo, lo que genera como contrapartida, conflictos personales y violencia,
magnificándose la xenofobia.
En 1951
el mundo comenzó a dar importancia al fenómeno por lo que la ONU, creó la
Organización Internacional para las Migraciones (OIM), coordinada por
organizaciones gubernamentales y ONG´S.
Otro
grupo similar aunque de mayor complejidad son los Refugiados, donde el desplazamiento se basa en razones
políticas, por guerras o ataques religiosos o étnicos. Las migraciones pueden
ser internas, dentro del mismo país,
pero para que se dé la condición de
refugiado, necesariamente debe abandonarse el lar de origen. La condición de Refugiado, fue establecida
por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) con los Estatutos del 28 de julio de 1951 y un Protocolo de 1967.
Es
importante la diferenciación, porque de considerarse el estatus de refugiado, los
beneficiarios tienen derecho a la no
repatriación, trabajo remunerado, derecho de circulación, vivienda, educación,
asistencia médica y jurídica e identificación. A su vez, los refugiados asumen
el deber de respetar la legislación interna de cada país y no intervenir
directa ni indirectamente contra el país de donde es originario.
En
principio el Estatuto de 1951, retrotraía sus efectos de tutela a los hechos
acontecidos con anterioridad, regulados por las convenciones de 1926, 1928,
1933 y 1938, claramente relacionadas con las dos guerras mundiales, pero por
los diferentes actos sucedidos fundamentalmente en África, Europa y Asia con
posterioridad, a partir de 1967, se extendió la posibilidad de conceder el
régimen de refugiados por hechos posteriores a esa fecha.
El
fenómeno actual en Venezuela es
realmente alarmante y atípico. En primer lugar porque no somos un país
históricamente acostumbrado a emigraciones.
Cuando más conseguimos en nuestras páginas de Historia, la Emigración a Oriente
iniciada el 7 de julio de 1814, cuando los caraqueños, guiados por Simón
Bolívar, huyeron de las amenazas que representaba el avance de José Tomás Boves
hacia la capital. En segundo lugar observo que emigramos a países del área
donde no existe seguridad personal, fuentes de trabajo o centros educativos
suficientes para sus propios ciudadanos, menos para inmigrantes no debidamente
programados.
Algunas
noticias provenientes de países suramericanos refieren mayor índice de
violencia y crecimiento de economía informal, con la llegada en masa de
venezolanos, en parte porque han emigrado muchos indeseables, pero a ello se
unen las condiciones de subdesarrollo del anfitrión. En contracara, hemos dado
un gran impulso a economías foráneas
aumentando producción de bienes y servicios, por el vasto contingente de
nacionales con alto nivel de capacitación técnica, profesional y obreros
especializados.
No tengo
forma de precisar si las cifras que se dan en relación a los emigrantes
venezolanos son ciertas. Algunos hablan de 7.500.000 personas, lo que
representa un cuarto (1/4) de la
población, que me parece exagerado si consideramos los volúmenes debidamente documentados en el mundo.
Este
fenómeno social debería ser estudiado y debidamente explicado por el gobierno
nacional, porque no es común que grandes contingentes se desplacen en las
condiciones antes referidas, ni es lógico pasar por sitios tan inhóspitos como
el Tapón del Darién. Si observamos el
caso de los cubanos, se arriesgan atravesar por un mar plagado de tiburones,
pero no van hacia países de Centro América, sino para Estados Unidos, en busca
del sueño americano.
La
Organización de Naciones Unidas, el Derecho Internacional y las O’NGs
relacionadas con DDHH deben replantearse esta situación de los extranjeros, las
migraciones y los refugiados, con convenios multilaterales, leyes internas y
programas de asistencia al respecto. Las fronteras en el mundo se están
borrando por muchas causas y los casos tan complejos como este en análisis,
deben estudiarse y actualizarse en frío, antes que se desborden. Dios bendiga a
Venezuela!
27/10/2022.
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