miércoles, 19 de octubre de 2022

No podemos equivocarnos…..otra vez.

 



Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp

En el Apocalipsis o Revelaciones, el último Libro de la Biblia, Juan de Patmos describe el inicio de las tribulaciones sobre la Tierra. A lo largo de los casi 20 siglos de su existencia, muchos las interpretan como profecías de destrucción masiva, otros como el triunfo definitivo de Cristo y su iglesia, con el castigo a quienes así lo merecen y el premio a los justos. La verdad no me atrevo a opinar sobre un tema tan complejo, lleno de parábolas y simbologías.

Pero si nos viene a la memoria algunas circunstancias descritas en su texto, cuando vemos como nos hemos equivocado tantas veces al escoger a los dirigentes, no solo en el país sino en el mundo entero, para conducir a un pueblo desolado, desorientado, harto de frustraciones y miserias. En África el hambre y la explotación de niños, mujeres y los más vulnerables sigue igual, solo que ahora la situación no es exclusiva y por ende se mimetiza. Haití vive por debajo de los estándares comparados con la primera mitad  del siglo XX, el cólera y el sida campean por todo el territorio, no hay servicio médico hospitalario para los casos más elementales, ni comida. Cuba es el vivo ejemplo, ya adelantado por Fidel Castro en las postrimerías de su tormentoso ciclo vital, que el comunismo es una utopía, incapaz de resolver necesidades a quienes tienen la desgracia de vivir bajo sus redes y entre sus cortinas.

Sur y Centro América en peregrinar constante hacia Estados Unidos, como si fuera la tierra prometida que mana miel y leche, a su vez con una economía al borde del colapso, donde renacen las discrepancias políticas y raciales que dieron pie a una guerra interna entre 1861 y 1865.

Rusia amenazando con un epílogo nuclear para poner fin, lo que en realidad sería el inicio de una confrontación definitiva con los países de la OTAN, que rememora el primer gran conflicto bélico entre los hombres, hace 4.500 años, con la victoria  del rey Eannatum de Lagash sobre la ciudad de Umma, que dejó su correspondiente estela de muertos para alimentar perros y buitres.

Los árabes e Israel y los países de Asia, ambos entre sí,  con litigios  tan diversos y vetustos que sus causas se diluyen por la historia con acusaciones recíprocas, ocupados en enviarse cohetes amenazantes y de advertencia, que algún error humano permitirá que se encienda la mecha que ya no podrá apagarse hasta que se contabilicen millones de muertos.

Venezuela por sus condiciones geopolíticas y sus reservas minerales y humanas pudiera ser una excepción. Sin embargo,  durante el siglo XXI se entronizaron los peores gobiernos de nuestra historia,  ejecutando una lamentable política rural que dio al traste con la seguridad alimentaria, que se traduce en  la ausencia de disponibilidad suficiente y estable de provisiones primarias. Unido a estas políticas públicas de producción, la corrupción administrativa en la materia entorpecieron también la importación oportuna de alimentos para consumo directo humano y animal, insumos y maquinarias.

La salud es deficiente y muy costosa, a  pesar que conforme a la CN1999 es un principio social fundamental, unido al derecho a la vida, por tanto, absoluto. Además ostensiblemente han desertado muchos profesionales idóneos formados en nuestras universidades tradicionales y substituidos por extranjeros sin capacitación.

Venezuela siempre fue un pueblo sedentario. Con el descubrimiento del petróleo y la industrialización en algunos núcleos urbanos se inició la migración interna, no internacional donde solo se iba de vacaciones o a estudiar para regresar a establecerse definitivamente. La migración actual hacia todos los continentes no solo constituye un problema como movilidad humana no programada apropiadamente, sino que se fugan venezolanos con calificada formación académica, maestros y profesores medios y superiores, irremplazables a corto y mediano  plazo lo que deteriora nuestra educación, que conforme a la Constitución no sólo es un derecho, sino una obligación ya que en contrapartida los jóvenes deben prepararse y capacitarse para el desarrollo integral del país.

Las vaguadas que hoy enlutan a tantas familias y al país en general, no es solo una consecuencia del recalentamiento global y una travesura de la naturaleza, sino que se magnifica por falta de previsión y  de inversión.

Hay además una actividad humana indispensable para el desarrollo y generar confianza: la administración de justicia, cuyo deterioro causa mucho daño en el presente y hacia el futuro. Nuestra ley suprema ordena la estructuración del sistema judicial, confiriendo un monto no menor del 2% del presupuesto ordinario nacional. Este mandato no se cumple por lo que los tribunales no funcionan como debe ser, tanto por incapacidad de los jueces y el personal subalterno, donde impera una maquinaria corrupta, sino además por el deterioro de sedes, equipos e insumos necesarios para cumplir sus funciones. Es tiempo de parar esta debacle, buscar un conductor político capacitado y entre todos,  iniciar la recuperación. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

19/10/2022.

 

 

 

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