Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Hace algunos días se dio cumplimiento a un acto meramente protocolar denominado Apertura del Año Judicial, que marca el inicio anual de las actividades de los tribunales en el país. Sirve fundamentalmente para reunir a los representantes de los diferentes Poderes del Estado; presentar estadísticas sobre juicios sentenciados que no significa necesariamente resueltos, entre otras cosas, porque los litigios nunca concluyen y renovar las viejas promesas de adecentar la distribución de la justicia y hacerla funcional.
La actual
presidenta del máximo tribunal, Dra. Gladys Gutiérrez, manifestó que durante el
año 2022 se emitieron 423.242 sentencias en los diferentes despachos ordinarios
y especiales, lo cual equivale al 74% más en relación al anterior. Puso mucho
énfasis, según la escueta reseña periodística, en los supuestos altos niveles
de eficiencia, el respeto por la supremacía de la Constitución y en la
protección de los derechos fundamentales del pueblo venezolano.
También informó
sobre el número de actividades académicas cumplidas y el posicionamiento que
nuestro país ha adquirido a nivel internacional en el área, acotación que no
parece coincidir con las investigaciones ordenadas por la Corte Penal
Internacional y declaraciones del Fiscal Karim Khan, quien con precisión y buen
tino ha desligado reiteradamente sus actividades técnico – jurídicas, con la
búsqueda de un cambio de gobierno, que es asunto exclusivamente de política
interna.
En su alocución
el presidente Nicolás Maduro, no pareció coincidir con las apreciaciones de la
magistrada Gutiérrez, ya que desde la acera de enfrente, criticó lo mucho que
falta por hacer y el hecho que “la casa de las leyes” no ha llegado al hombre y
la mujer de a pie, quienes siguen clamando por justicia y honestidad.
El discurso de
la magistrada Gutiérrez fue muy similar al del Dr. Maikel Moreno, cuando en la
Apertura del año 2022 ofreció un nuevo orden jurídico, ético, moral y político
para avanzar y asegurar el ejercicio de los derechos humanos en lo estructural,
gracias a la acción del Poder Judicial. Ofreció el Dr. Moreno, entonces, una
justicia como realidad tangible y no como una lejana esperanza. No se diferencian
mucho el contenido de ambas disertaciones con las ofertas del candidato Hugo Chávez
durante su primera campaña electoral y luego, la del presidente Chávez cuando
en el proceso constituyente hablaba de
un perfeccionamiento de la democracia y adecentamiento
del Poder Judicial a través de la refundación
de la República, como fin teleológico de lo que sería la nueva
Constitución.
El tema de la
justicia, en la actualidad, es mucho más profundo y complejo que los análisis
retóricos que hacen las autoridades el día festivo de la Apertura. Deben hablar
con mayor franqueza y analizar el Imperio no ya de la Ley, sino de la
Constitución Nacional por su superioridad jerárquica y del control de la
Convencionalidad, porque ambos están entrelazados dentro
de un sistema que sobrepasa el Derecho
positivo nacional, integrándolos dentro de un todo, cuyo centro es la protección de los derechos
humanos y con ellos de la dignidad del hombre.
Muchos
dispositivos constitucionales han sido violentados por omisión de aplicación o
por interpretación distorsionada, durante los últimos 20 años. Nada avanzamos
con aumentar el número de sentencias publicadas, si ellas no están vinculadas
con el respeto a los tratados, pactos y convenciones internacionales, quienes
por mandato de la CN1999 (artículo 23), prevalecen en el orden interno siempre
que reconozcan los derechos y garantías a la ciudadanía, aunque no estuvieren expresamente
tipificados.
Ha debido
advertirse dentro de la solemnidad del acto, que convierte al Tribunal Supremo
de Justicia al menos durante ese día especial, en la cúpula de los Poderes del Estado, que no
puede el gobierno bajo ninguna excusa, negarse a discutir el establecimiento de
un salario mínimo real, vital para garantizar la subsistencia de la familia
venezolana, considerando la realidad de
la deprimida economía nacional. También debió analizarse los peligros que conlleva una ley próxima a concluir su proceso para la promulgación en la
Asamblea Nacional, como la de Fiscalización, Regularización, Actualización y
Financiamiento de las Organizaciones No Gubernamentales y Afines, porque ella
entorpece la labor de los defensores de derechos humanos que son universales y
progresivos.
Los tribunales
habrán avanzado en el desempeño de su altísima función cuasi divina y
responsabilidad, solo cuando sustituyan el cumplimiento exegético de la ley, e
incluso por qué no decirlo si es hecho conocido y por desgracia generalizado,
cuando sus sentencias dejen de responder a fundamentos distintos a lo
establecido en las normas y en los valores humanos, y comiencen a aplicar la
justicia distributiva y la conmutativa. Con la primera se reparten los
beneficios, deberes y derechos de la sociedad en consideración a la actividad
económica global y la segunda, cuando la regulación se hace dando a cada quien
cuanto le corresponda, conforme a la relación de un sujeto con otro.
Ojalá y alguna
vez el Inicio del Año Judicial, sirva más que como simple acto protocolar y de
recuento, para cumplir con las instrucciones de san Juan Pablo II, según las
cuales lo importante es la búsqueda de la paz entre los hombres, lo que no
equivale a la ausencia de guerra, puesto “no
hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y
solidaridad". Dios ilumine a nuestros jueces y bendiga a Venezuela!
04/02/2023.
De acuerdo contigo. Deja mucho que desear nuestra administración de justicia. No basta el número de sentencias. Ese no es el mejor indicador. Hacer justicia es más que eso, por ejemplo preservar la separación de poderes y los DDHH y no utilizar a los tribunales para perseguir la disidencia o para venderse al mejor postor.
ResponderEliminarLa realidad indica que es más protocolo que resultados; nadie en el país está divorciado de lo que señalas, pues todos estamos inmersos en una grave situación, lejana a lo que se pregona. Si la justicia es lo que se quiere no solo el poder judicial debe ser expedito y certero en los resultados, el divorcio entre el ejecutivo y el poder judicial es inocultable ahora solo falta que lo acepten...ya el circo está finalizando la función.
ResponderEliminarCierto lo es , lo importante no es en número de sentencias sino el que las mismas contengan el respeto al texto constitucional y a un verdadero sentido de justicia . Existe un vicio grave , cual es legislar cuando la labor de los tribunales es aplicar las leyes , no promulgar las en un abusivo recurrimiebto al avocamiento de oficio y la emanación de decisiones con carácter vinculante . Ejemplo : el caso contra el diario El Nacional . Coincido : ese acto de apertura del año judicial es simplemente protocolar y se aleja de la realidad que afecta a esa rama del poder público nacional .
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