viernes, 17 de marzo de 2023

Década de oro para la iglesia católica.

 


Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp


Al papa Francisco, a los diez años  del inicio de su pontificado, haciendo una Iglesia más humana, más cercana y más justa. 

Como he dicho en diversas oportunidades siento una gran admiración por san Juan Pablo II, a quien considero uno de los más grandes líderes en la historia de la humanidad, sin embargo, reconozco que el papado está en debidas manos actualmente, porque SS Francisco nació y se formó en Latinoamérica, que enfrenta en este siglo problemas de pobreza extrema, migración, malos gobiernos de izquierdas y derechas, que sólo se comparan con las angustias de Europa en el siglo XX, por sus guerras mundiales e internas. 

Creo que el actual Papa tiene mayor flexibilidad para enfrentar algunos cánones que se consideraban pétreos en nuestra religión católica. Claro, no puede ser de otra manera, Cristo mismo interviene en la elección y asunción de cada Pontífice para lo cual utiliza métodos y senderos, a veces incompresibles por nuestros ojos de simple mortal.

Cuando me refiero a una época de oro, no es porque sea sin baches, sin problemas ni contratiempos,  sino porque cada piedra que surge, Su Santidad  sabe cómo sortearla de la mejor manera sin desviarse de la doctrina, con firmeza, humildad, bondad y sabiduría, conjunto de atributos que sólo se explican por actuar bajo la dirección directa del Supremo Creador. 

El arzobispo primado y  cardenal de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio inició su papado en marzo del 2013, siendo presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner, quien su peronismo y confusión ideológica al pasar  la línea entre el socialismo y liberalismo, a cada rato,  según convenga a sus intereses, le impide una buena relación con el nuevo Papa, primer jesuita en el trono de San Pedro, primero del hemisferio Sur y el primero no europeo desde el siglo VIII, por lo que trata el gobierno de su país natal, de hacerlo aparecer como comunista y colaborador de las para entonces recientes dictaduras en Argentina, posición incongruente porque los militares que encabezaban dichos gobiernos eran de extrema derecha, no comunistas.

La obra de mayor trascendencia de los Sumos Pontífices son las encíclicas, porque ellas contienen las orientaciones y adaptaciones del jefe de la Iglesia en un momento determinado, sin apartarse de la rancia disciplina de la iglesia, llena de historia y conocimiento.

SS Francisco hizo, el mismo año de iniciar su período, aportes esenciales a “Lumen Fidei”, la Luz de la Fe, escrita por su antecesor Benedicto XVI dirigida a los presbíteros, diáconos, personas consagradas y fieles laicos, que contiene un mensaje de Jesucristo conforme al cual vino como Luz al mundo, por tanto quien tenga fe y  crea, no quedará en tinieblas. Ello traduce, indudablemente, un aliciente para todos los cristianos que no pocas veces nos desalentamos por lo que sucede en el país, el continente y el mundo.

Después publica “Laudato Sí”, Alabado seas, dirigida a todos los habitantes de la Tierra, agobiados por el problema  de la contaminación y cambio climático, que aun cuando afectan grave y especialmente a los excluidos, es universal ante nuestra incapacidad de absolver o reutilizar en forma apropiada los residuos y desechos, de un sistema industrial que incita a la producción masiva y el consumo. La Carta analiza a profundidad, el reconocimiento al derecho de propiedad privada pero nunca como  absoluto, en aplicación del principio del destino universal de los bienes.  Así recordó: “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque es mía y vosotros sois forasteros y huéspedes que vives conmigo” (Levítico 25, 23).

Fratelli tutti, Hermanos todos, es su tercera carta encíclica, contiene un llamado a transformar las relaciones internacionales, la política, la economía y demás ciencias y disciplinas que impliquen formas de ignorar o controlar a nuestros semejantes. Es un llamado a la aplicación del amor verdadero entre los seres humanos, como hijos de Jesucristo, pero que se traduzca en hechos, no quedando en simples palabras.

El Papa ha hablado claramente sobre temas controversiales, complejos y difíciles como la homosexualidad, incluida en los sacerdotes, con la famosa interrogante de quien soy yo para juzgar? que distingue, separándola,  de la llamada ideología de género, porque ésta diluye las diferencias que atentan contra la vocación humana.

Cree en una Iglesia más universal, más justa, que siga la línea pastoral del perdón y la comprensión. En entrevista concedida a  La Nación, diario argentino, con ocasión del décimo aniversario de su pontificado, reconoce las dificultades para enfrentar el tema oscuro de las finanzas de El Vaticano, con la ayuda del cardenal George Pell, tesorero, quien tuvo posteriormente problemas judiciales en una corte de Australia, por conducta inapropiada,  poco tiempo  después fue declarado inocente.

Trata adecuadamente un libro recién publicado en Polonia, donde se acusa a San Juan Pablo II porque, como cardenal,  presuntamente ocultó información  sobre un sacerdote abusador, sin reparar que se trataba de las usanzas de la época. Este es un tema complicado de abordar, siendo aceptada su discusión, por primera vez y en forma pública por Benedicto XVI. Igual comentario le merece el llamado “caso Boston”, sobre un sacerdote pederasta que abusó de un centenar de niños, entre ellos un menor hijo de padres esquizofrénicos.

Creo que el acierto de mayor relevancia de SS Francisco, es haber permitido que se hable abiertamente de temas considerados tabú en la iglesia, en la política, aunque puedan considerarse inconvenientes por los efectos económicos o sociales, en todo el universo. Esa conducta acerca la iglesia a la gente, la humaniza. Dios bendiga a Venezuela.

jesusjimenezperaza@gmail.com

17/03/2023.

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