viernes, 24 de marzo de 2023

Política, ética y legalidad.

 

Política, ética y legalidad.

Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp


Estos tres adjetivos debemos tenerlos en consideración si realmente queremos, no solamente sustituir al actual gobierno, como debe ser,   en forma  pacífica y electoral, sino enrumbar a Venezuela por un camino de consolidación interna y, a la vez,  ubicarnos positivamente dentro del concierto de naciones, que también deben estabilizar sus economías y sistemas políticos, amenazados por diferentes factores.

Anteriormente nos hemos referido a la política, no solo en  su origen etimológico,  sino como  actividad humana que permite diagnosticar problemas sociales, orientar soluciones y, como consecuencia, corregir males colectivos. Pero ella debe estar concebida como una forma de servicio, por eso hablaba san Juan Pablo II de la utilización de la política para el desarrollo de instituciones democráticas y participativas, que someta la  economía, la tierra y los bienes al bienestar del hombre,  permitiendo  un nuevo orden universal que garantice la justicia y la paz,  como actitud responsable hacia la Creación.

Es realmente lamentable el escándalo que de nuevo  sacude a Venezuela, cuando un grupo de funcionarios que llegaron a ocupar altos cargos dentro del gobierno impuesto por una abultada mayoría, ahora atomizada, asumiendo legítimamente la administración de nuestros recursos,  han traicionado ese mandato. Tales hechos y consecuencias  deben  servir de ejemplo para quienes aspiran gobernar en el futuro.

La política, como cualquier otra actividad debe estar asentada en la ética y en la legalidad. La primera son normas morales, de valor, como el bien común y la justicia  en sus diferentes aspectos, que van más allá del respeto hacia los demás seres humanos individualmente considerados, puesto debe estar vinculada con la admisión de la carga que a cada quien le corresponde en la comunidad.

Algunas personas por sus estudios, conocimientos e incluso circunstancias y oportunidades,  ocupan unos lugares de privilegio en la conducción de la cosa pública, de la cual no puede aprovecharse en detrimento de sus semejantes, sin faltar a los principios de la justicia distributiva.

Immanuel Kant, pensador, filósofo y jurista denso, en  su crítica a la razón práctica explica  la auto imposición de una norma moral a priori, la cual asocia directamente a la política, con el fin de  constituir un orden civil, cuyo cumplimiento es lo que le genera eficacia.

Pero además de la norma moral, interna, quien aspire dirigir tiene que someterse a unas normas escritas, aprobadas conforme está dispuesto en el ordenamiento jurídico. De allí la extraordinaria y perfecta definición que Kant hace de la ciencia del Derecho, como “El conjunto de condiciones por las cuales el arbitrio de cada uno puede coexistir con el arbitrio de los demás,   según una ley universal de libertad”.

El arbitrio   que se impone cada quien en forma previa e íntima es la ética, pero ella debe convivir con el albedrío   de sus semejantes, igualados a través de la ley para que pueda darse la coexistencia pacífica y civilizada, ese es el Derecho, la ley,   cuya cadena orgánica encabeza la Constitución Nacional.

No creo que todos los candidatos que aspiran, a través de  la consulta primaria, participar en las próximas elecciones nacionales, puedan definir con palabras y demostrar con el ejemplo de su vida pública, la esencia de los tres conceptos bajo análisis. Tampoco el candidato que propone el chavismo disidente a través del  ex presidente de PDVSA Rafael Ramírez, pescando en río revuelto.  

De manera que nos corresponde a nosotros, los ciudadanos, determinar quiénes deben conducir el país durante el próximo sexenio,  con el norte de recuperar no solo el aspecto económico y de infraestructura destruida durante los últimos veinte años, sino ante todo la institucionalidad, porque a través de ella es que se puede y se debe actuar.

El gobierno sabía lo que estaba pasado en PDVSA y sabe lo que sigue pasando en los sistemas judicial, registral y notariado;  en la explotación de nuestra minería sin respetar normas de protección ambiental; con las violaciones a las ordenanzas que regulan el urbanismo, en la cara ostentosa de la ciudad de Caracas; con  la falta de presentación de debidas cuentas por la administración de bienes nacionales situados fuera del país  y un largo etcétera.

Todos sabíamos de las consecuencias nefastas que estaba causando, y causa, el morbo de la corrupción. En diferentes escenarios y durante años fuimos advertidos por líderes de primer orden como Rómulo Betancourt, Arturo Uslar Pietri y Eduardo Fernández, para citar solo tres insignes políticos venezolanos, en representación de  distintas esferas:  el gobierno,  la academia y  la política de altura. No se les hizo caso, no se corrigieron entuertos y hoy vivimos las secuelas.

Pero este país tiene los recursos materiales y humanos para voltear la página y seguir adelante. También a la centuria pasada entramos tarde, pareciera ser que es nuestro destino tener siglos de setenta u ochenta años apenas! Por ahora nos corresponde buscar un candidato idóneo e integral para las elecciones que se aproximan. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

24/03/2023.

(*) Immanuel Kant (Königsberg, Prusia; 22 de abril de 1724-Königsberg, Prusia; 12 de febrero de 1804) fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Fue el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. Es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal. Además es uno de los últimos pensadores de la modernidad, anterior a la filosofía contemporánea, cuyo origen suele situarse en 1831 tras la muerte de Hegel (Wikipedia).

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