domingo, 10 de septiembre de 2023

Ni Primaria exigua ni Consenso con desechos: participación general.

 

Jesús A. Jiménez Peraza.

@jesusajimenezp.

 

    Durante los tiempos de la República Civil el año preelectoral era un coto cerrado a los dirigentes principales de los partidos, bien nacionales bien regionales,  y a los adláteres cercanos. El pueblo, en general, empezaba a participar tímidamente una vez designados los abanderados, pocos meses antes del día de la escogencia del Presidente de la República. Seguramente fue un error colectivo porque de esa manera se limitó la posibilidad de escoger  con amplio respaldo el mejor representante de cada sector, quedando restringidas las decisiones a los grandes jefes. Así nació el continuismo y con él la apatía ante la política nacional.

Fue la escogencia interna de los principales partidos del estatus lo que permitió que el comandante Hugo Chávez Frías, pudiera desarrollar la campaña y ganar las elecciones de 1998. Ese resultado no se explica de otra manera. Tradicionalmente el 90% de los votos válidos se distribuía entre Acción Democrática y Copei, mientras el principal candidato de izquierda se iba a casa con el 5% y todos los demás, que se postulaban para auto complacer egos se distribuían el resto.

Recordemos que a la salida de la cárcel y durante mucho tiempo Chávez recorrió el país sin mayor respaldo. La cantidad de muertos, la toma despiadada de la televisora oficial, el proyecto filtrado de alocución y en general la conducta y pálido  liderazgo de los golpistas del 27 de noviembre de 1992, había mermado la simpatía limitada que, en su momento, había tenido el movimiento militar del 4 de febrero de ese año.

Hoy el estruendoso fracaso de las políticas del socialismo del siglo XXI, ha obligado a los venezolanos a participar desde ya para logar la vuelta a la normalidad de nuestra democracia. Entendemos, unos como testigos directos, otros por referencias, que si bien el sistema no era perfecto en el civilismo (como etapa entre el militarismo de Marcos Pérez Jiménez y el socialismo) era perfectible. Pero el tema es que no tenemos confianza ni forma de acordar un relevo.

El irrespeto del oficialismo ante las normas preestablecidas y la conjunción de todos los Poderes del Estado que responden a una voz y mando, unido a la traición fácil de percibir de algunos líderes de la oposición, impide un acuerdo para enfrentar electoralmente a un gobierno sin bases populares.

Algunos ven en la Primaria la mejor forma de designar nuestro candidato opositor, otros prefieren la fórmula del Consenso. Ambas tienen sus ventajas y sus contras. Debemos partir de un hecho sencillo y simple, que no tiene forma de rebatirlo. Si participamos en bloque y sin miedo no hay forma de perder. Aunque el gobierno tiene capacidad ilimitada de recursos para la movilización, pudiendo obligar a votar a la gente, ésta lo hará pensando en los hijos fuera del país, la infraestructura deteriorada, escuelas abandonadas, los hospitales desprovistos y las bolsas del CLAP sin contenido.

Tampoco importa mucho que impúdicamente disfracen algunos candidatos como opositores, los electores sabremos precisarlos y operará la economía del voto que nos llevará a sufragar por quien percibamos como idóneo. De manera que además de votación masiva, requerimos de un verdadero líder, de un estadista, formado para dirigir un país en crisis extrema.

La pluralidad de candidaturas no es, en principio, negativa. Al contrario, constituye  una de las características de nuestro sistema  impuesto por el artículo 6 CN1999, el pluralismo, que no es otra cosa que la aceptación de la existencia de doctrinas múltiples dentro del conglomerado nacional.  No debemos temer al pluralismo porque es el reconocimiento a la posibilidad de convivencia pacífica en una sociedad heterogénea.

No puedo prever que pasará al final con la Primaria, que en verdad no es mecanismo desechable per se, pero  no ha reflejado un debate de altura además  de estar minada por los constantes ataques internos y del oficialismo, por lo que no pareciera garantizar la participación popular masiva para atinar con la mejor selección.

También un candidato de consenso pudiera ser la salida, si se logra desde las bases del colectivo por gremios, sindicatos, academias, etc. Lo que no podría permitirse es que este consenso surja de componendas o por  decantación  utilizando, de manera mediata, la figura de las inhabilitaciones pos Primarias, como se comenta.

Antes de esta nefasta forma sería  preferible que se inscriba libremente todo quien se crea en condiciones suficientes para ser el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, durante el sexenio más complicado de nuestra vida republicana. Ya sabríamos los ciudadanos a quien escoger cumpliendo paralelamente con dos obligaciones: participar sufragando y cuidando las Mesas con nuestra presencia. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

10/septiembre/2023.

1 comentario:

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