Jesús A. Jiménez Peraza
@jesusajimenezp
El Mito de las
Cavernas es una alegoría de Platón, en forma de diálogo, para explicar la transición entre la
ignorancia, representada por un mundo de sombras y uno de luz. Hombres atados
de pies y manos, con cabezas inmóviles solo podían divisar unas sombras
proyectadas sobre las paredes en una especie de gruta subterránea, donde habían
permanecido desde siempre. Ni tan siquiera tenían conciencia de sus propias
limitaciones.
Liberado uno de ellos
pudo asomarse sobre el muro. La primera reacción fue la ceguera momentánea
producto del fuego directo, fuente de la luz, pero lentamente, se fue adaptando
hasta entender que las proyecciones que siempre habían visto y creían reales no
representaban la verdadera esencia de los entes, de hombres, animales y cosas
que en realidad existían.
Del mensaje podemos
captar que existe una verdad, aunque oculta e independiente de nuestras
creencias y opiniones, pero que siempre llega a conocerse y después de conocida,
no hay marcha atrás.
Para llegar a esa
verdad debemos superar mentiras y engaños de quienes, por alguna razón, tratan
de mantenernos en las sombras y la fantasía, validos no pocas veces de
complejas tramas de organizaciones que producen evidencias superficiales, de
manera que si no tratamos de imponernos por sobre los obstáculos naturales que
nos imponen, permaneceremos siempre sumidos en la falsedad y el artificio.
La liberación de
las cadenas por el primer hombre que lo logra, es trascendental en la trama alegórica
de Platón. Ese hecho representa un verdadero acto de rebeldía, un paso hacia lo
desconocido pero necesario para la superación del estado de postración en la
cual estaban todos sumidos.
La extraña e
indescriptible fuerza que logró la sumisión con el muro y las cadenas, que
podríamos equiparar hoy con la perversión de las instituciones, creó la falsa
apariencia de una fuerza insuperable, pero la liberación individual como inicio
desencadenó la libertad colectiva, lo que significa el rescate de la libertad
plena, que no es otra cosa que el
resurgimiento de un Estado regido por el derecho y la justicia, con fuerza
equilibradas y de control recíproco, como método para impedir volver al
oscurantismo.
La enseñanza
directa de Platón es que no puede el hombre quedarse sin hacer nada,
conformarse con la cadena sin entender que lo ocasionó y que puede pasar si se
rompen, independientemente de la ansiedad y la incertidumbre que como
consecuencia, surge en el interior del ser humano.
El descubrimiento de
la realidad, con la ceguera inicial y molesta, es un paso esencial para adentrarse en consecuencias desconocidas pero
necesarias a la postre. Lógicamente implica abandonar el estado de seguridad,
que solo después entenderemos era incómodo y molesto, improductivo y
permanente, sin evolución posible.
La difusión como
última fase del Mito, trae confusión y divergencias, pero también representa el
cumplimiento de la obligación de expandir la luz. Esa es la misión del primer
hombre que subió el Muro. Como la Verdad era para Platón el valor primigenio,
el precursor debe asumir la carga moral de difundir el conocimiento que logró
con su sacrificio.
El Mito de las Cavernas
no constituye la historia de una liberación individual, egoísta, clasista o
grupal; sino de reivindicación colectiva y esa es la enseñanza de uno de los
más grandes sabios de la humanidad: Platón. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
28/01/2024.
Muy bueno
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