viernes, 7 de junio de 2024

Soplan vientos de “Sexta República”.

 

Jesús A. Jiménez Peraza

@jesusajimenezp.

Las comillas en el título implican la expresión de un concepto no compartido, pero ilustrativo para la idea que pretendo exponer.  A raíz del fracasado golpe militar en 1992 encabezado por el teniente coronel Hugo Chávez Frías, se le inició un proceso penal que terminó anticipadamente  por sobreseimiento, concedido por el presidente Rafael Caldera. Esta es una medida de gracia para lo cual estaba facultado por el  Código de Justicia Militar, y en efecto, según dijo el jefe de Estado en su oportunidad, había sido prometida por todos los candidatos presidenciales que intervinieron en la campaña electoral de 1993.

Conforme a su naturaleza jurídica el sobreseimiento presupone que no se llegó a la etapa de sentencia, por ende, no existe declaración con efectos legales, sobre la comisión de un delito que pueda ser indultado ni queda el procesado inhabilitado para el ejercicio de altos cargos públicos. Este estatus legal le permitió a Chávez iniciar un recorrido por el país, pregonando la necesidad de abstenerse de participar en las Elecciones de 1998, pero con posterioridad fue convencido por sus asesores políticos de hacerlo, sustentado en tres premisas básicas: A) el nacionalismo, graficado en el árbol de las tres raíces, que decía eran las líneas de pensamiento de don Simón Rodríguez, de El Libertador Simón Bolívar y Ezequiel Zamora. B) la necesidad de una Constituyente Originaria, que a su vez permitiría, C)  refundar la República.

El pasticho ideológico no fue entendido por el electorado. La oferta de una Constituyente, amén del esquince jurídico para cumplirla de inmediato, había sido tema agotado por el candidato de Copei, el Dr. Oswaldo Álvarez Paz en 1993, además estaba redactado un Proyecto de modernización del texto constitucional, a cargo de una Comisión Bicameral, encabezada por el ex presidente Caldera, incluso consignado en la Secretaría del Parlamento para iniciar el proceso de reforma de la CN1961, requisito previo sine qua non, en mala hora desatendido, con la ayuda de la Sala Político Administrativa que cumplía las funciones de la Sala Constitucional de hoy.

Dentro de este contexto ofreció Chávez instaurar una Quinta República con un nuevo modelo de inclusión social y lucha contra la corrupción.

Algunos escritores patrios, admitían la existencia de cuatro períodos distintos que dividen los tiempos de la República, delineándolos por razones que confieso considero inexplicables, quizás influenciados por el proceso histórico francés, donde sí hubo hitos ideológicos y culturales que justificaban la demarcación, como la Revolución de 1789, que la inicia;  la abdicación de Luis Felipe I;  la ocupación Nazi; la conclusión de la II Guerra Mundial y finalmente, el liderazgo del general Charles de Gaulle, quien restaura la democracia gala, lidera en Europa la Guerra Fría y permite la reconciliación de Francia que formó  parte de los Aliados, con la Alemania vencida por considerar que era, en efecto fue, fundamental para la paz del continente europeo que en general se mantuvo, hoy amenazada por conflictos escalonados e importantes.

Puedo entender  en nuestro caso el nacimiento del Estado en 1811 con la Primera Constitución Federal, que trazó una línea que nos separó de la Capitanía General de Venezuela, conformación administrativa de las colonias de Castilla, pero considerar que el terremoto de Caracas y la Capitulación de Miranda ante Monteverde, marca el fin de una época y el inicio de otra, me parece exagerado.

Pero hemos aceptado esa división: Primera República, 1811 – 1812. La Segunda entre 1813 y 1814; Tercera República, 1817 a 1819, año que a su vez inicia un paréntesis hasta 1830 cuando conformamos la Gran Colombia. Luego la Cuarta República, 1830 a 1999, subdividida siguiendo la denominación de la nación en Estado de Venezuela (CN del 24-09-1830); Estados Unidos de Venezuela (CN del 22—04-1864) y República de Venezuela (CN del 23-01-1961).

Quienes aceptan la existencia de una Quinta República podrán decir que se inició en 1999 con el nombre de República Bolivariana de Venezuela y una nueva Constitución Nacional pero nunca podrá explicarse porqué comenzamos con un gobierno que se ofreció nacionalista y a los pocos meses adoptó un socialismo sui géneris  “como único camino”; que somos un Estado “federal descentralizado”, con interventores regionales o padrinos designados desde la capital de la República, con mayor poder económico y político que gobernadores y alcaldes; que en Caracas  se tomen todas las decisiones y se deben buscar autorizaciones y recursos para ejecutar obras; que los Poderes Públicos son independientes, pero solo en teoría ya que  incluso los jueces deben seguir o aplicar criterios vinculantes de la Sala Constitucional, grave e importante tema que analizaremos en otra oportunidad.

Por los vientos que soplan pronto tendremos oportunidad de pasar a una nueva etapa, si votamos en masa y los encargados de hacerlo  cuidan los sufragios apropiadamente. Ya que no hay reglas al respecto, por motivación y esperanzas positivas para el elector,  podríamos hablar de una  “Sexta República” que nacerá el 2025, donde la importancia debe ser cumplir con un Programa de Gobierno que aún no conocemos pero, imaginamos, se caracterizará por la civilidad; el tránsito desde el socialismo o mejor, actual capitalismo de Estado  y el cumplimiento de la ley, término amplio que conlleva respeto a los derechos individuales y colectivos; funcionamiento de los servicios básicos como energía eléctrica, agua potable, salud, educación, infraestructura urbana y rural, alimentación que generan felicidad social; trabajo, reunificación familiar; independencia de los Poderes Públicos y colaboración recíproca. Dios bendiga a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com                                                                                07/06/2024.

 

1 comentario:

  1. Excelente e ilustrativo analisis, historico, politico y sobre todo juridico a fin de indicar la posible via a seguir en los venideros momentos q se avecinan para el destino de nuestro pais.

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Un peculiar recurso contencioso administrativo electoral.

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