Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Venezuela se acerca a tiempos de cambios, siempre ofrecidos nunca cumplidos. No me refiero a un simple cambio de sistema y de presidente lo que fácilmente se presagia con la derrota del “socialismo” y la presidencia del Dr. Edmundo González Urrutia.
Desde nuestra formación como Estado hemos cabalgado
sobre el tema que una persona y su
dirección es suficiente para desarrollar la república. A consecuencia de esta conducta colectiva de
superponer al líder por sobre la estructura,
surgieron los caudillos del siglo XIX, las dictaduras que se extendieron
al siglo XX e incluso en el actual, Hugo
Chávez Frías siguió la misma línea imponiendo lo que llamó “socialismo del siglo XXI”, que no es otra cosa que la doctrina del
individualismo
autosuficiente aplicando el capitalismo de estado, idea sin fondo ni
forma, por ende la nada, que a su vez nos
hizo retroceder en el tiempo.
A
pesar que en la segunda mitad de la centuria pasada llegamos a tener partidos
políticos fuertes, con filosofía y programas, sucumbieron por la falta de
democracia interna, produciendo apatía, hastío. No es que las organizaciones fueran
malas, el problema fue que sus directivas no supieron cuidarlas y las
utilizaron como cotos privados.
El
hombre por su naturaleza es gregario por lo que deben congregarse y,
precisamente, son los partidos políticos quienes permiten en su seno la coexistencia de seres
humanos con ideales macro comunes, aunque ideas diferentes, posición económica y
formación intelectual distinta, lo que
no es factible dentro de otras organizaciones que requieren de una misma
identidad, ejemplo, los gremios, sindicatos o clubes.
El
primer paso para el cambio habrá de ser entonces una renovación en los partidos
que son para la actuación política, lo que la familia es para la sociedad.
Éstos han de ser modernos, democráticos, con nuevos modelos organizativos, base
filosófica, formación y control sobre
sus representantes ante los órganos públicos.
Es el partido político quien debe responder ante el pueblo por las
transgresiones de los funcionarios del ejecutivo y el legislativo, cuando estos
se desvíen de sus funciones.
La democracia es
un sistema de gobierno, que surge a raíz de la abolición del absolutismo como
consecuencia de las Revoluciones Norteamericana y la Francesa, que en el fondo
constituye el reconocimiento mediante leyes, de derechos innatos del hombre a
la vida, la libertad y el trabajo, que se han ido ampliando y codificando bajo
el denominador común de Derechos Humanos. Esta democracia no podemos alcanzarla
sin partidos políticos, mecanismo a través del cual pueden participar todos los
habitantes de un país determinado.
No
es que debemos empezar por formar y consolidar los partidos, antes de atender
las necesidades y servicios básicos, incluida la administración de justicia. Pero
si debe iniciarse un proceso de preparación para organizaciones a través de las cuales habrá de
conformarse, en el futuro mediato, un gobierno que realmente sea democrático, participativo,
electivo descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y revocable.
Los
partidos deben tener una base histórica y realista, ese ha de ser el
denominador común entre sus integrantes, con elementales y lógicas variaciones en sus planteamientos. No conoce
el hombre más sistemas políticos que el liberalismo, el socialismo y el social cristianismo.
En
el primero el sustrato económico es el capitalismo, por ende el ciudadano actúa
libremente obedeciendo solo las reglas básicas excepcionales de control que
debe imponer el Estado. El segundo pregona la eliminación de la propiedad
privada, asumiendo el Estado o las asociaciones comunitarias los factores de
producción. En el tercero la base es la doctrina social de la Iglesia, se funda
en la economía social del mercado, en el bien común, la ecología y la justicia social.
Venezuela
requiere con urgencia programar su economía en base a la producción
agropecuaria; la transformación industrial; la racional y eficiente explotación
de recursos mineros e hidrocarburos; un nuevo sistema educativo y de salud, en
esas materias deben existir planes acordados con los diferentes sectores,
quienes no pueden actuar individualmente sino agrupados en organizaciones
políticas, lo que no excluye a los sectores gremiales extra partido, por
supuesto o incluso por excepción, con personalidades.
En
los días difíciles por venir, es conveniente recordar a sir Winston Churchill,
quien dijo: “Si abrimos una disputa entre
pasado y presente, encontraremos que hemos perdido el futuro. Debemos mirar
siempre hacia delante en la vida y aprender que hay cosas que son mejor no
rememorar”. Esta máxima no excluye la aplicación de la ley y la justicia en
las formas preestablecidas, para quienes hayan delinquido. Dios bendiga a
Venezuela!
19/07/2024.
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