Jesús
A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp

Nadie,
por muy ducho que sea en ciencias políticas y otras disciplinas conexas, puede
pretender tener la verdad absoluta. Mi visión es mía, vale la perogrullada, con
ella significo que la expongo de buena fe no para contradecir a algunos
factores o para congraciarme con otros, sino para cumplir con mi íntima
obligación como ciudadano aún a sabiendas de mi precario manejo del tema. No
sé que pudo haber pasado para que los resultados fueran tan absurdamente
contrarios a la lógica; no creo en la simpleza del fraude, si bien es cierto y
horizontal porque se asoma en todas las etapas del proceso y pudiera haber sido
el factor fundamental en el masivo abstencionismo en Mesas históricamente
opositoras, influyendo en el conteo final, no me explica la presencia cierta y
determinante de muchos votantes oficialistas que no lo hacen por el solo
agradecimiento a los clap y las misiones. Creo, más bien, que no otean un
puerto seguro como alternativa. Si nos empeñamos en sostener esta tesis como
única, pasaremos muchos años como la figura de la serpiente que se muerde la
cola. Tampoco descargo responsabilidades exclusivas en líderes veteranos de la
Mesa de la Unidad por haber sido los directores de campaña, como observo se
está haciendo después de la debacle, imputándoles estar desactualizados. La
historia enseña otra cosa, los presidentes Betancourt y Caldera fueron vencidos
por los años como es natural, pero permanecieron útiles al país y lúcidos
siempre; en el mundo resaltan los casos de sir Winston Churchill, uno de los
estadistas más brillantes del Siglo XX, con siete décadas de vida condujo
políticamente a Inglaterra e influyó en los Aliados, para dirigir la guerra más
espantosa que hemos vivido en la historia del mundo, co participando como
protagonista en la recuperación integral del viejo continente y Konrad Hermmán
Adenauer, social cristiano, padre de las Comunidades Europeas y primer
canciller de la República Federal Alemana, estuvo activo hasta cerca de 90 años
porque su país requería de sus servicios. Partidos como Acción Democrática y Copei, tienen sustento
ideológico que los mantendrá por muchos años en el panorama político nacional,
quien pretenda desconocerlos y pescar en río revuelto podría llevarse sorpresas.
Claro que los dirigentes de la MUD a quienes se refieren algunos escritos
desalentadores, no son Winston Churchill
ni Adenauer, pero tampoco los chavistas son los nazis, de manera que la
comparación encaja.
No
es justo, específicamente en Lara imputarle la responsabilidad de la derrota a
Henry Falcón, actual blanco de ataques interesados, quien ha sido
extraordinario alcalde en la ciudad y gobernador del Estado, con errores
propios de un ser humano pero destacándose por su gerencia, obras, acercamiento a los barrios, actividad constante
y la valentía de sostener sus ideas y principios. Falcón abandonó el chavismo
durante la mayor fortaleza del PSUV y recién electo el presidente Chávez para
su segundo período, lo que descarta cualquier interés mezquino en su accionar. Pienso
no debió aceptar, sin beneficio de inventario, los resultados electorales pero
respeto su decisión porque es coincidente con sus ideas constantemente
expresadas. Tampoco estoy de acuerdo con el llamado a la abstención, pero
entiendo la postura porque son más los acuerdos que las diferencias con quienes
la pregonaron y pronto transitaremos juntos hacia salidas democráticas para
este país. Le auguro y deseo a Henry Falcón un futuro brillante en la política
nacional.
Repito, no sé qué pasó el 15 de
octubre del 2017 y en los meses anteriores. Pero si me atrevo a pensar en voz
alta para sugerir que coetáneamente con los planes que los dirigentes
consideren necesarios y la exhaustiva investigación sobre un proceso comicial
signado por el ventajismo e irregularidades, no descuidemos el 2018, cuando
necesariamente debe celebrarse la elección presidencial que corresponde según
la Constitución Nacional y que debe ser convocada por el Consejo Nacional
Electoral. Desde ya debe elaborarse y difundirse un plan de gobierno, explicado
en detalle en todas las comunidades organizadas, urbanizaciones, barrios,
gremios, sindicatos, liceos y universidades, para que los ciudadanos sepan que beneficios
obtendrán con el nuevo gobierno que se propone. Cada partido político debe encargarse
de la formación integral de sus
partidarios y dirigentes, para que analicen y expliquen las ventajas que como
individuos y en colectivo obtendrán de esos programas. Allí deben analizarse y
demostrarse el funcionamiento del sistema comunista en la ex Alemania Oriental
e igualmente en Corea del Norte y sus marcadas diferencias en desarrollo social
y económico, con la Alemania Occidental o República Federal Alemana y con Corea
del Sur, respectivamente, así el común
entenderá que nuestras carencias se deben al desatino e inoperatividad de un
sistema político y económico anacrónico y falso como el comunista, que no ha
funcionado nunca y que no se trata de una guerra del Imperio o de las
oligarquías criollas. Debe hacerse una
alianza desde ya entre los distintos partidos políticos, estilo Pacto de Punto
Fijo, conservando sus propios principios filosóficos, sus estructuras, pero suficiente y
públicamente explicada para que no existan sospechas sobre un mero interés en
repartos burocráticos como si se tratara de un botín al final de la campaña. La
misma población se encargará de desincorporar o fortalecer los liderazgos que
se presenten ante ella. El acercamiento de los líderes a las comunidades y el
acceso oportuno al programa de gobierno creará la barrera suficientemente
fuerte para rebatir cualquier imposición arbitraria o ilegal del partido de
gobierno o de este directamente, incluida la Asamblea Nacional Constituyente.
Dios nos ilumine siempre!
17/10/2017.
Muy aplomado su análisis y sobre todo el llamado al optimismo que hora requerimos todos, pero sigo pensando que la abstención es el arma de los desencantados de los partidos y sus imposiciones a extremos de ignorara a la sociedad civil y ello debe ser superado.
ResponderEliminarLa Unidad como un instrumento de romper con la hegemonía del castro-chavismo-madurismo, parece ha colmado el marco de lo electoral principalmente, que es lo que hasta ahora ha prevalecido. Pero la Unidad no se ha agotado, y la sugerencia de amalgamarla con lo programático parece lo viable. En opinión de muchos hacedores de la política, los programas no son lo mas idóneos para la movilización de las sociedades, pero si el momento es el de hacer PROPUESTAS, visto lo grave de nuestra tragedia, entonces habrá que unirnos alrededor de un programa mínimo, que de respuesta a la gente, al país, para la superación de la actual debacle. Y retomar que ha sido en los momentos de construir soluciones que los lideres han conducido los grandes cambios de la humanidad. Entonces es que debemos pasar de lo electoral a lo programático.
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