martes, 17 de octubre de 2017

El 15 de octubre.


Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp

Analizar los resultados, confieso para mí inesperados e inexplicables por desproporcionados, del 15 de octubre del 2017 en Venezuela, es una labor muy compleja porque obviamente son de dependencia multifactorial y además tienen connotaciones propias en cada una de las entidades federales. También se dificulta el razonamiento por la abismal diferencia entre los resultados finales de la contienda y la intención de voto captada en la calle, mercados y otros sitios públicos abarrotados de personas de diferente estrato social y económico, con lo cual daba como ciertas las conclusiones de las principales encuestas ejecutadas por entidades prestigiosas, con experiencia y gran responsabilidad profesional, coincidentes con opiniones de políticos expertos sobre el seguro triunfo de la oposición, todo ello unido a la existencia de innumerables y profundos problemas que acogotan al pueblo llano de Venezuela, que por razón elemental debe tener la tendencia de atribuir al gobierno nacional la responsabilidad por sus males, porque es éste y no otro quien dirige la economía, la Hacienda Pública Nacional y política petrolera, las relaciones internacionales y es el centro de las decisiones políticas de envergadura, sin olvidar su influencia en todos los Poderes Públicos incluida la Asamblea Nacional Constituyente. Dentro de mis previsiones estaba incluida la histórica y consecuente parcialidad del órgano electoral.
Nadie, por muy ducho que sea en ciencias políticas y otras disciplinas conexas, puede pretender tener la verdad absoluta. Mi visión es mía, vale la perogrullada, con ella significo que la expongo de buena fe no para contradecir a algunos factores o para congraciarme con otros, sino para cumplir con mi íntima obligación como ciudadano aún a sabiendas de mi precario manejo del tema.  No sé que pudo haber pasado para que los resultados fueran tan absurdamente contrarios a la lógica; no creo en la simpleza del fraude, si bien es cierto y horizontal porque se asoma en todas las etapas del proceso y pudiera haber sido el factor fundamental en el masivo abstencionismo en Mesas históricamente opositoras, influyendo en el conteo final, no me explica la presencia cierta y determinante de muchos votantes oficialistas que no lo hacen por el solo agradecimiento a los clap y las misiones. Creo, más bien, que no otean un puerto seguro como alternativa. Si nos empeñamos en sostener esta tesis como única, pasaremos muchos años como la figura de la serpiente que se muerde la cola. Tampoco descargo responsabilidades exclusivas en líderes veteranos de la Mesa de la Unidad por haber sido los directores de campaña, como observo se está haciendo después de la debacle, imputándoles estar desactualizados. La historia enseña otra cosa, los presidentes Betancourt y Caldera fueron vencidos por los años como es natural, pero permanecieron útiles al país y lúcidos siempre; en el mundo resaltan los casos de sir Winston Churchill, uno de los estadistas más brillantes del Siglo XX, con siete décadas de vida condujo políticamente a Inglaterra e influyó en los Aliados, para dirigir la guerra más espantosa que hemos vivido en la historia del mundo, co participando como protagonista en la recuperación integral del viejo continente y Konrad Hermmán Adenauer, social cristiano, padre de las Comunidades Europeas y primer canciller de la República Federal Alemana, estuvo activo hasta cerca de 90 años porque su país requería de sus servicios. Partidos como Acción  Democrática y Copei, tienen sustento ideológico que los mantendrá por muchos años en el panorama político nacional, quien pretenda desconocerlos y pescar en río revuelto podría llevarse sorpresas. Claro que los dirigentes de la MUD a quienes se refieren algunos escritos desalentadores, no son  Winston Churchill ni Adenauer, pero tampoco los chavistas son los nazis, de manera que la comparación encaja.
No es justo, específicamente en Lara imputarle la responsabilidad de la derrota a Henry Falcón, actual blanco de ataques interesados, quien ha sido extraordinario alcalde en la ciudad y gobernador del Estado, con errores propios de un ser humano pero destacándose por su gerencia,  obras, acercamiento a los barrios, actividad constante y la valentía de sostener sus ideas y principios. Falcón abandonó el chavismo durante la mayor fortaleza del PSUV y recién electo el presidente Chávez para su segundo período, lo que descarta cualquier interés mezquino en su accionar. Pienso no debió aceptar, sin beneficio de inventario, los resultados electorales pero respeto su decisión porque es coincidente con sus ideas constantemente expresadas. Tampoco estoy de acuerdo con el llamado a la abstención, pero entiendo la postura porque son más los acuerdos que las diferencias con quienes la pregonaron y pronto transitaremos juntos hacia salidas democráticas para este país. Le auguro y deseo a Henry Falcón un futuro brillante en la política nacional.
 Repito, no sé qué pasó el 15 de octubre del 2017 y en los meses anteriores. Pero si me atrevo a pensar en voz alta para sugerir que coetáneamente con los planes que los dirigentes consideren necesarios y la exhaustiva investigación sobre un proceso comicial signado por el ventajismo e irregularidades, no descuidemos el 2018, cuando necesariamente debe celebrarse la elección presidencial que corresponde según la Constitución Nacional y que debe ser convocada por el Consejo Nacional Electoral. Desde ya debe elaborarse y difundirse un plan de gobierno, explicado en detalle en todas las comunidades organizadas, urbanizaciones, barrios, gremios, sindicatos, liceos y universidades, para que los ciudadanos sepan que beneficios obtendrán con el nuevo gobierno que se propone. Cada partido político debe encargarse de la formación integral  de sus partidarios y dirigentes, para que analicen y expliquen las ventajas que como individuos y en colectivo obtendrán de esos programas. Allí deben analizarse y demostrarse el funcionamiento del sistema comunista en la ex Alemania Oriental e igualmente en Corea del Norte y sus marcadas diferencias en desarrollo social y económico, con la Alemania Occidental o República Federal Alemana y con Corea del Sur, respectivamente,  así el común entenderá que nuestras carencias se deben al desatino e inoperatividad de un sistema político y económico anacrónico y falso como el comunista, que no ha funcionado nunca y que no se trata de una guerra del Imperio o de las oligarquías criollas.  Debe hacerse una alianza desde ya entre los distintos partidos políticos, estilo Pacto de Punto Fijo, conservando sus propios principios filosóficos,  sus estructuras, pero suficiente y públicamente explicada para que no existan sospechas sobre un mero interés en repartos burocráticos como si se tratara de un botín al final de la campaña. La misma población se encargará de desincorporar o fortalecer los liderazgos que se presenten ante ella. El acercamiento de los líderes a las comunidades y el acceso oportuno al programa de gobierno creará la barrera suficientemente fuerte para rebatir cualquier imposición arbitraria o ilegal del partido de gobierno o de este directamente, incluida la Asamblea Nacional Constituyente. Dios nos ilumine siempre!

17/10/2017.

2 comentarios:

  1. Muy aplomado su análisis y sobre todo el llamado al optimismo que hora requerimos todos, pero sigo pensando que la abstención es el arma de los desencantados de los partidos y sus imposiciones a extremos de ignorara a la sociedad civil y ello debe ser superado.

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  2. La Unidad como un instrumento de romper con la hegemonía del castro-chavismo-madurismo, parece ha colmado el marco de lo electoral principalmente, que es lo que hasta ahora ha prevalecido. Pero la Unidad no se ha agotado, y la sugerencia de amalgamarla con lo programático parece lo viable. En opinión de muchos hacedores de la política, los programas no son lo mas idóneos para la movilización de las sociedades, pero si el momento es el de hacer PROPUESTAS, visto lo grave de nuestra tragedia, entonces habrá que unirnos alrededor de un programa mínimo, que de respuesta a la gente, al país, para la superación de la actual debacle. Y retomar que ha sido en los momentos de construir soluciones que los lideres han conducido los grandes cambios de la humanidad. Entonces es que debemos pasar de lo electoral a lo programático.

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