viernes, 5 de julio de 2019

Estamos perdiendo la libertad declarada el 5 de julio de 1811.

Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
          Antes me he referido al tema central que hoy analizo y es que por ser el Año Bicentenario, deberíamos estar aún en actos conmemorativos del Congreso de Angostura que sirviera de tribuna a El Libertador Simón Bolívar, el 15 de febrero de 1819, para pronunciar uno de los discursos más importantes de su fructífera vida pública y, a la vez, haber conformado el ambiente para la aprobación de la Constitución Política del Estado de Venezuela, sancionada el 15 de agosto del mismo año.
          La timidez de la celebración radica, quizás, en que los términos del discurso enrostran al actual gobierno las más severas críticas que anticipada y proféticamente, salieran de boca del hombre más grande de América.
          Allí en Angostura, hoy Ciudad Bolívar, dijo: “Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano, el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”.
               Todos los altos funcionarios de los dos gobiernos de la mal llamada Quinta República, se han regodeado con el tema de haber celebrado más de una veintena de elecciones, de las cuales “sólo han perdido dos, cuyos resultados han respetado”. Ambas acotaciones son falsas, únicamente pueden llamarse elecciones aquellas donde se produce una libre manifestación de voluntad del pueblo, cuyo control y aprobación provienen de un órgano independiente e imparcial.
          No es cierto que el Consejo Nacional Electoral haya respondido a las expectativas que se crearon, cuando en 1999 fue elevado constitucionalmente a la categoría de Poder Público autónomo, destinado a administrar, dirigir y vigilar la escogencia de  los cargos de representación popular y referendos, como función primordial.
           Igualmente, es falso que haya sido respetada la voluntad del soberano, cuando en el año 2007 votamos contra la pretensión de Hugo Chávez de reformar la carta magna para reelegirse indefinidamente en el poder, porque dos años después, violentando el artículo 345 constitucional presentó el mismo proyecto, esta vez bajo la forma de una enmienda.
          Tampoco fue acatada la decisión del pueblo venezolano  cuando en el 2015 conferimos mayoría  calificada para integrar la Asamblea Nacional, con 112 diputados contrarios al oficialismo. Antes de instalarse la Directiva, ya habían sido ilegal y arbitrariamente suspendidos tres diputados, mediante sendas decisiones de la Sala Electoral en vacaciones, que además de desconocer el acto administrativo proclamatorio dictado por el CNE, condenaba por desacato al Parlamento sin proceso incidental alguno, impidiéndole el ejercicio de sus funciones de legislar, interpelar funcionarios y controlar.
          El centro de la pieza oratoria de El Libertador fue, indudablemente cuando sentencia: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
          Casi la totalidad del pueblo venezolano está inconforme con el gobierno. Muchos ciudadanos lo respaldan por razones de conveniencia personal o por miedo, pero alrededor del 90% según el promedio de encuestas lo rechaza, incluido el sector que llaman el “chavismo originario”, conformado por la figura alegórica representada por el pajarito que estuvo en campaña, por muy pocos días, en el 2013.
          En el país no gozamos de seguridad social. Las políticas gubernamentales destrozaron el valor de la moneda, la institución del ahorro, la protección proporcionada por el  seguro social obligatorio y  los seguros privados de vida, accidentes y de servicios médicos.
          Obviamente no puede existir estabilidad, sin un sistema apropiado de políticas públicas, ni acatamiento de las leyes internas, ni de los tratados internacionales signados por el país. Cual Eudomar Santos escogemos al azar un camino solo cuando se presenta la bifurcación, sin planificación anticipada!.
          Los casos recientes y dolorosos del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo y el adolescente Rufo Antonio Chacón Parada,   son ejemplos vivos del irrespeto al tinglado de leyes que nos rigen y, de ello, deben responder por igual los causantes materiales de esas muertes y el Estado venezolano representado por quienes lo dirigen.
          Los gobiernos son, en efecto, los responsables de cuanto suceda en una nación. Por ello en Angostura afirmó El Libertador: “Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún es, víctima de sus gobiernos”.
          Hugo Chávez, sin previa aprobación del pueblo venezolano nos lanzó por el camino del socialismo, pero lo peor es que tampoco respetó los modernos postulados de esa doctrina.
          En sesión plenaria, el Partido Comunista Chino en 1997([i]), impuso la política de Los tres criterios para que el socialismo pueda producir bienestar y felicidad, que consisten en dictar medidas gubernamentales que: 1) Mejoren la productividad. 2) Optimicen la vida de la gente y, 3) Aumenten la fortaleza del país.
          Me parece que la tercera es consecuencia forzosa de las dos primeras, por lo que a ellas pudieran reducirse. Es evidente que estamos huérfanos absolutamente en el área de la productividad industrial, agrícola y minera, no obstante tener los elementos necesarios para ello. Tampoco se toman medidas para mejorar nuestra calidad de vida, lo que implica el goce de los servicios públicos básicos: agua, energía eléctrica, salud, educación.
          En definitiva el actual gobierno venezolano no cumple los mandatos nacionalistas de Bolívar, ni la moderna proclama del comunismo de los chinos. Dios bendiga a Venezuela!
05/07/2019.


([i]) “Cuentos Chinos”. Andrés Oppenheimer. Colección Otras Voces. 7ª reimpresión 2007, pág. 63.

1 comentario:

  1. Gracias a Dios, los buenos somos más. Cuando toda la situación país te abrume y pienses que no hay salida a todo lo que pasa, te invito a levantarte, sacudirte la tristeza y la desesperanza.
    Actívate, nos haces falta, la solución está en nuestras manos, solo hace falta que cada quien haga lo que debe hacer, empezando por acrecentar su ciudadanía y hacer valer sus derechos, sin dejar de cumplir sus deberes.

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