Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Antes me he referido al tema central
que hoy analizo y es que por ser el Año Bicentenario, deberíamos estar aún en
actos conmemorativos del Congreso de Angostura que sirviera de tribuna a El
Libertador Simón Bolívar, el 15 de febrero de 1819, para pronunciar uno de los
discursos más importantes de su fructífera vida pública y, a la vez, haber
conformado el ambiente para la aprobación de la Constitución Política del
Estado de Venezuela, sancionada el 15 de agosto del mismo año.
La timidez de la celebración radica,
quizás, en que los términos del discurso enrostran al actual gobierno las más
severas críticas que anticipada y proféticamente, salieran de boca del hombre
más grande de América.
Allí en Angostura, hoy Ciudad Bolívar,
dijo: “Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque
nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano,
el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo;
de donde se origina la usurpación y la tiranía”.
Todos los altos funcionarios de los dos gobiernos de la
mal llamada Quinta República, se han regodeado con el tema de haber celebrado
más de una veintena de elecciones, de las cuales “sólo han perdido dos, cuyos resultados han respetado”. Ambas
acotaciones son falsas, únicamente pueden llamarse elecciones aquellas donde se
produce una libre manifestación de voluntad del pueblo, cuyo control y
aprobación provienen de un órgano independiente e imparcial.
No es
cierto que el Consejo Nacional Electoral haya respondido a las expectativas que
se crearon, cuando en 1999 fue elevado constitucionalmente a la categoría de
Poder Público autónomo, destinado a administrar, dirigir y vigilar la
escogencia de los cargos de
representación popular y referendos, como función primordial.
Igualmente, es falso que haya sido respetada
la voluntad del soberano, cuando en el año 2007 votamos contra la pretensión de
Hugo Chávez de reformar la carta magna para reelegirse indefinidamente en el
poder, porque dos años después, violentando el artículo 345 constitucional
presentó el mismo proyecto, esta vez bajo la forma de una enmienda.
Tampoco
fue acatada la decisión del pueblo venezolano cuando en el 2015 conferimos mayoría calificada para integrar la Asamblea Nacional,
con 112 diputados contrarios al oficialismo. Antes de instalarse la Directiva,
ya habían sido ilegal y arbitrariamente suspendidos tres diputados, mediante
sendas decisiones de la Sala Electoral en vacaciones, que además de desconocer
el acto administrativo proclamatorio dictado por el CNE, condenaba por desacato al Parlamento
sin proceso incidental alguno, impidiéndole el ejercicio de sus funciones de
legislar, interpelar funcionarios y controlar.
El centro
de la pieza oratoria de El Libertador fue, indudablemente cuando sentencia: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel
que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y
mayor suma de estabilidad política”.
Casi la
totalidad del pueblo venezolano está inconforme con el gobierno. Muchos
ciudadanos lo respaldan por razones de conveniencia personal o por miedo, pero
alrededor del 90% según el promedio de encuestas lo rechaza, incluido el sector
que llaman el “chavismo originario”, conformado
por la figura alegórica representada por el pajarito que estuvo en campaña, por
muy pocos días, en el 2013.
En el país
no gozamos de seguridad social. Las políticas gubernamentales destrozaron el
valor de la moneda, la institución del ahorro, la protección proporcionada por
el seguro social obligatorio y los seguros privados de vida, accidentes y de
servicios médicos.
Obviamente
no puede existir estabilidad, sin un sistema apropiado de políticas públicas,
ni acatamiento de las leyes internas, ni de los tratados internacionales
signados por el país. Cual Eudomar Santos escogemos al azar un camino solo cuando
se presenta la bifurcación, sin planificación anticipada!.
Los casos
recientes y dolorosos del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo y el
adolescente Rufo Antonio Chacón Parada, son ejemplos vivos del irrespeto al tinglado
de leyes que nos rigen y, de ello, deben responder por igual los causantes
materiales de esas muertes y el Estado venezolano representado por quienes lo
dirigen.
Los
gobiernos son, en efecto, los responsables de cuanto suceda en una nación. Por
ello en Angostura afirmó El Libertador: “Traed
a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplaréis
afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún es, víctima de sus gobiernos”.
Hugo
Chávez, sin previa aprobación del pueblo venezolano nos lanzó por el camino del
socialismo, pero lo peor es que
tampoco respetó los modernos postulados de esa doctrina.
En sesión
plenaria, el Partido Comunista Chino en 1997([i]), impuso la política de Los tres criterios para que el
socialismo pueda producir bienestar y felicidad, que consisten en dictar
medidas gubernamentales que: 1) Mejoren la productividad. 2) Optimicen la vida
de la gente y, 3) Aumenten la fortaleza del país.
Me parece
que la tercera es consecuencia forzosa de las dos primeras, por lo que a ellas
pudieran reducirse. Es evidente que estamos huérfanos absolutamente en el área
de la productividad industrial, agrícola y minera, no obstante tener los
elementos necesarios para ello. Tampoco se toman medidas para mejorar nuestra
calidad de vida, lo que implica el goce de los servicios públicos básicos:
agua, energía eléctrica, salud, educación.
En
definitiva el actual gobierno venezolano no cumple los mandatos nacionalistas
de Bolívar, ni la moderna proclama del comunismo de los chinos. Dios bendiga a
Venezuela!
Gracias a Dios, los buenos somos más. Cuando toda la situación país te abrume y pienses que no hay salida a todo lo que pasa, te invito a levantarte, sacudirte la tristeza y la desesperanza.
ResponderEliminarActívate, nos haces falta, la solución está en nuestras manos, solo hace falta que cada quien haga lo que debe hacer, empezando por acrecentar su ciudadanía y hacer valer sus derechos, sin dejar de cumplir sus deberes.