Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenezp
Me parece
entender que la idea central del Dr. Almagro es el establecimiento de un
sistema colegiado de gobierno en Venezuela, a semejanza del suizo con algunas
instituciones tomadas de la Constitución Uruguaya de 1952. Es de advertir que en Suiza rige un gobierno
federal democrático parlamentario. Allí no existe Presidente ni Primer
Ministro, sino un Consejo Federal integrado por siete miembros, aunque
cualquier asunto puede ser sometido a consulta referendaria, cuyo resultado es
de obligatoria aceptación.
Conforme a
la Constitución Uruguaya de 1952, el Poder Ejecutivo era ejercido por un
Consejo Nacional de Gobierno integrado por nueve miembros, cuya presidencia era
rotativa por períodos anuales. Evidentemente que la decisiones eran sumamente
lentas por lo que fracasó dando pie a la
Constitución de 1967 y sus posteriores reformas, con un Presidente de la
República electo por cinco años.
Considero
inaplicable la propuesta del Dr. Almagro. La CN1999 es muy clara, nosotros
tenemos un sistema fundamentado en la existencia de cinco poderes públicos,
estando a la cabeza del Ejecutivo un Presidente de la República. No podemos
reformar la Constitución en emergencia por muy grandes que sean nuestros problemas,
porque ella está concebida precisamente para resolverlos, no para dejarse
rebozar por las dificultades, bien coyunturales bien sistémicas que puedan
presentarse. Obviamente muchas de las disposiciones e instituciones vigentes
requieren revisión y reforma, pero debidamente meditadas, discutidas y votadas
en referendo nacional.
Es
fundamental que la solución a los enormes conflictos que aquejan y amenazan la democracia en Venezuela,
pase por el respeto a la CN1999. Algunas publicaciones norteamericanas,
siguiendo una vieja tradición, actualizan el listado de los diez mejores jueces
de la nación a lo largo de su historia e invariablemente encabeza el magistrado
John Marshall, porque fundó todas sus sentencias en la estricta interpretación
de la Ley Suprema, la cual tomaba como cimiento jurídico suficientemente sólido
para edificar “una nación fuerte, dotada de la autoridad necesaria para ser gobernada con eficacia”.
Comparto
plenamente la apreciación del Dr. Almago, cuando dice “nunca
he conocido un país en el que tanta gente quiere ser presidente del mismo”, pero
obviamente rechazo la conclusión de elaborar un esquema para “compartir el poder desde su base, capaz de
asegurar participación efectiva del chavismo y del madurismo, de la gente de
Guaidó y otros actores”.
Creo que
nuestro mayor problema es la posibilidad de anarquizarnos, porque el pueblo ha
estado tan atosigado por la cantidad de “gentes
que quieren ser presidentes”, sin que le presenten soluciones comprobadamente ejecutables, que prefieren abstenerse, situación que se mantendrá hasta
que sus necesidades se hagan de tal manera insoportables que les obligue a
recurrir a la utilización de la fuerza como forma de sobrevivencia.
El primer paso, si de verdad queremos rescatar el país del fracasado
socialismo, es que ese listado de “presidenciables”
declinen, para piadosamente utilizar un término que refleje que alguna vez
lo fueron. Un segundo paso, es que tales presidenciables,
con las organizaciones intermedias de la sociedad civil, elaboren una propuesta
para solucionar los problemas que estamos viviendo, en parte por razones
autóctonas agravadas por los veinte años de socialismo y en parte por la
situación que atraviesa el mundo entero. De la elaboración de ese programa –
proyecto, surgirá con toda seguridad un venezolano (a) capaz de abanderarlo.
Este segundo paso, una vez cumplido, resolverá automáticamente el problema
mayor que hoy tenemos, como dijimos, la posibilidad de la anarquía por
ocurrencia de la abstención. Tenemos tiempo de hacer todo. Dios bendiga a
Venezuela.
21/09/2022.
Razonado análisis. Sobre el punto tratado, sin duda, no se ha escrito la última palabra. Gracias por el envio
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