Jesús A. Jiménez Peraza.
@jesusajimenez
El título no se trata de un error, no es del
cardenal Robert Prevost recién escogido por el cónclave como sucesor de SS
Francisco y causahabiente de la Silla de Pedro, a quien quiero dedicar estas reflexiones. Ya
habrá tiempo para ello porque, por el currículum presentado, SS León XIV será
un extraordinario Papa, un hombre clave en tiempos complicados para la iglesia,
el mundo, para la política universal y la paz.
Comentan los conocedores de esta materia que
los nombres los escogen los Pontífices conforme a fuentes diferentes, unos por
inspiración divina, por espiritualidad, otros por admiración y compromisos con
la obra hacia el homónimo anterior y también por el significado. En el caso de
León, implica fortaleza.
Cualquiera haya sido la razón por la cual el
cardenal Prevost, haya decidido ser el Papa León XIV, es positivo, porque
correspondió a León XIII un largo y duro período, desde 1878 hasta su muerte en
1903, en el cual debió enfrentar coletazos del Manifiesto Comunista, publicado
a principios de 1848 pero posteriormente liderado por Carlos Marx, quien
falleció en 1883, durante el primer quinquenio de su papado.
Otro ciclo histórico que debió protagonizar
fue la Segunda Revolución Industrial (1850 – 1914), que históricamente conforma
un solo proceso con la primera etapa (1760-1850), diferenciada por nuevas
técnicas pero similares problemas de índole social, de migraciones, guerras,
introducción de tecnologías y mecanización, que indudablemente revolucionaron
el tejido social y creaban mayores diferencias entre las clases poderosas,
dueñas del capital, por una parte y por
la otra, el asalariado, quien depende de su fuerza para mover las máquinas
ajenas y subsistir.
Esta realidad crea confusión en mucha gente,
que atribuyen ideales comunistas a los jefes de la Iglesia católica, obligados
a defender a los más débiles, a los vulnerables, sin reparar en que ellos
pregonan una doctrina con más de dos mil
años, mientras el comunismo mal aplica una calcada hace menos de doscientos
años.
León XIII suscribió más de 80 Encíclicas,
además de Breves, Bulas, y Constituciones Apostólicas, relacionadas con
filosofía, educación, principios de magisterio social, destacándose entre todas
sus obras la famosísima Rerum Novarum (“Cosas
Nuevas”), publicada el 15 de mayo de 1891, subtitulada “Sobre la Condición
de los Obreros”, siendo un hito tan grande en la materia que es conmemorada con
Documentos Solemnes de los Sumos Pontífices cada cuarenta años, contados a
partir de su publicación primera, lo que la convierte en un documento de
permanente vigencia.
San Juan Pablo II destacaba el honor de
haberle correspondido el nonagésimo aniversario, a cuyos efectos publicó el 15 de septiembre de 1981, Laborem
Exercens (“Es por el trabajo”), que
analiza al hombre en el amplio contexto de la realidad que es el trabajo,
recordando la dignidad y los derechos de los trabajadores y, posteriormente,
en el centenario que inmortalizó con la
publicación de Centésimo Annus.
Rerum
Novarum asoma el desequilibrio creado por “la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos, frente la pobreza
de la inmensa mayoría”, advirtiendo que el planteamiento no es “una cosa
novedosa”.
Pero el tema es que el hombre, con sus
conflictos, da la espalda a esta realidad.
Una ponencia del empresario - ecologista Joan
Antoni Melé, expuesta en “La economía
presentada a los más jóvenes” explica
que existe una concentración de riqueza en el 1% de la población mundial, que
es similar en profundidad a pobreza del 99% restante.
El Dr. Melé dice, de manera optimista “que los jóvenes lejos de ser sujetos pasivos
de la situación incierta que vivimos, poseen ya el poder y la capacidad de
cambiar el rumbo de la economía y la sociedad”. No es pues el socialismo el
camino, doctrina descrita atinadamente por León XIII así: “Para remedio de este mal los Socialistas, después de excitar en los
pobres el odio a los ricos, pretenden que es preciso acabar con la propiedad
privada y sustituirla por la colectiva, en la que los bienes de cada uno sean
comunes a todos, atendiendo a su conservación y distribución los que rigen el
municipio o tienen el gobierno general del Estado. Pasados así los bienes de
manos de los particulares a las de la comunidad y repartidos, por igual, los
bienes y sus productos, entre todos los ciudadanos, creen ellos que pueden curar radicalmente el mal hoy día
existente.
Pero
este su método para resolver la cuestión es tan poco a propósito para ello, que
más bien no hace sino dañar a los mismos obreros; es, además, injusto por
muchos títulos, pues conculca los derechos de los propietarios legítimos, altera la competencia
y misión del Estado y trastorna por completo el orden social la propiedad
privada”
Continúa la Rerum Novarum su acertado
análisis, diciendo “Todas estas razones
hacen ver cómo aquel principio del socialismo, sobre la comunidad de
bienes, repugna plenamente porque daña
aun a aquellos mismos a quienes se quería socorrer; repugna a los derechos por naturaleza privativos de cada
hombre y perturba las funciones del Estado y la tranquilidad común. Por lo tanto, cuando se plantea el problema
de mejorar la condición de las clases inferiores, se ha de tener como fundamental el principio de que la
propiedad privada ha de reputarse inviolable”.
SS León XIII, analiza con profundidad y
destreza, con proféticas palabras a la Iglesia y su problema social; llama a la
concordia, no a la lucha; analiza la relación obrero patronal, anteponiendo la
libertad y la justicia; se pasea por el tema siempre en debate sobre riqueza,
posesión y uso; naturaleza del trabajo,
de los bienes y sus límites; analiza los
deberes del Estado y su contribución a la prosperidad nacional; la libertad de
acción de los ciudadanos, dejando a salvo el bien común y los derechos individuales;
la situación de menores y mujeres ante el trabajo; salario y jornadas justas;
las actuaciones a través de asociaciones religiosas y obreras.
Concluye la magistral Encíclica, joya de los
documentos de la Iglesia en que es la caridad la vía para aliviar los problemas
y la solución definitiva.
Como quiera que el nombre escogido y la
historia de vida del cardenal Prevost, presagian un renacimiento del
cardenal Gioacchino Vincenzo Raffaele
Luigi Pecci o León XIII desde 1878 hasta su fallecimiento, invito a leer y
meditar la Rerum Novarum para estar claros sobre lo que, a bien seguro, será la
dirección de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana durante los próximos
años. Dios bendiga a Venezuela!
jesusjimenezperaza@gmail.com
10/5/2025.
Excelente la publicación nos recuerda una Enciclica brillante escrita bajo la luz de los hechos. Aclaro que no soy Católico pero Gracias a amigos como el pública esta reflexión me he instruido un poco más.
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